domingo, 11 de septiembre de 2016

FORO POR LA PAZ: Ponencia presentada por las Comunidades de la Cuenca del Río Atrato.


Ponencia presentada por las Comunidades de la Cuenca del Río Atrato.

Fotos: Luisa Fernanda Vargas.



Señores:

Delegados de la comunidad internacional, Organizadores del Foro por la paz, Autoridades civiles y eclesiásticas, Miembros de las distintas comunidades asistentes al foro, Miembros del concejo comunitario, Miembros de comunidades indígenas, Miembros de comunidades afrodecendientes, Mujeres, hombres, niños y niñas, jóvenes, comunidad en general.

Reciban de las distintas comunidades que habitamos  la cuenca del río Murindó, nuestro más fraterno y solidario saludo, en el entendido de que la paz con justicia social es un compromiso ineludible de todas y todos, sabemos que transitar por la paz tiene sus sacrificios, obstáculos y barreras que sólo el pueblo colombiano sabrá sortear.

Nadie como las comunidades campesinas ha sufrido el conflicto armado, pasando por el desplazamiento forzado del que hemos sido víctimas hombres y mujeres, no obstante nuestro sentir es igual al del resto de colombianos que anhelamos una paz estable y duradera y con justicia social, donde la inversión social llegue a los campos, donde la ciencia y la tecnología esté al servicio del pueblo. Estas comunidades no pueden seguir siendo estigmatizadas por el solo hecho de reclamar nuestros derechos, derecho a la vivienda digna, la educación, la salud, y sobre todo al compromiso ineludible de la responsabilidad social que El estado está obligado a cumplir.

Hoy, esta comunidad los y las recibe con entusiasmo, un municipio olvidado por la institucionalidad, donde no se cuenta con la infraestructura necesaria para elevar la calidad de vida de sus habitantes, donde la marginalidad rural y urbana a todas luces es una constante, carente de todas las necesidades básicas, nuestros niños no cuentan con programas nutricionales, ni qué decir de los jóvenes que no tienen oportunidad de acceder a la universidad, programas técnicos y tecnológicos, ni a la recreación y deporte, para ocupar sus ratos libres, no se cuenta con escenarios donde la cultura y las artes sean promovidas, las mujeres no tienen en qué ocuparse por la carencia de programas que las impulse y promueva en las actividades productivas, como una forma de elevar su calidad de vida, la Paz pasa por brindar a todas y todos verdaderas opciones de cambio en su dignidad humana.

Celebramos la realización de este importante evento de paz en nuestro municipio, Murindó también es Antioquia, es Colombia, pero parece como si no existiese en el mapa, aún nos preguntamos por qué no fuimos priorizados por la ONU, como ente territorial y afectado por el conflicto armado, ¿acaso no es suficiente que la totalidad de sus habitantes es víctima? Que es un municipio con una gran riqueza hídrica, ambiental y sobre todo que dentro de su jurisdicción existe una gran variedad de  flora y  fauna. La pobreza extrema no es un mito es una realidad, se suma a esta  la presencia histórica que las FARC-EP han hecho dentro de su territorio,  requisitos éstos en los cuales se basó Naciones Unidas para la priorización de los municipios, donde la inversión social llegará después de la firma de los acuerdos, y  se adelantarán programas que beneficiarían al conjunto de quienes poblamos este olvidado municipio.

Compañeras y compañeros: hoy se vislumbra un panorama diferente, se habla de paz en todos los rincones del país, de las bondades que generaría la terminación del conflicto armado, pero vemos como el gobierno intensifica la persecución al movimiento agrario, defensores de los derechos humanos, a las organizaciones sociales y populares, señalándolas y estigmatizándolas de ser el  apéndices  de  la insurgencia,   desescalar el conflicto  no es sólo cesar  los  tiros,  es también moderar el lenguaje guerrerista desde las altas esferas del poder. Es más letal la palabra dirigida subliminalmente ante las cámaras de los grandes medios de comunicación, para que los enemigos de la paz enfilen sus baterías contra quienes estamos del lado de la solución política negociada, la guerra, es cruenta e inhumana, de ahí que busquemos entre todos terminarla y transitar por la senda de la reconciliación nacional.

Exhortamos al pueblo colombiano, a las organizaciones sociales a los gremios económicos, la iglesia, a la sociedad civil, a los militares civilistas a continuar el largo y difícil camino de la paz con justicia social, y a quienes desde la orilla opuesta hacen apología a la guerra, a subirse al carro de la paz.

Las y los campesinos, afrodecendientes e indígenas vemos con optimismo como los acuerdos parciales logrados hasta la fecha entre el gobierno y las FARC-EP avanzan a pasos agigantados, desde nuestra humilde forma de ver el mundo y origen  ancestral y tradicional logramos ver en el horizonte una gran luz que refleja un mejor mañana para todo el conjunto del pueblo colombiano.

Un país en paz es sinónimo de progreso y desarrollo, pero no para las élites que han gobernado este país, que cada día se enriquecen a costa del sacrificio y sudor del pueblo colombiano, un país en paz, sí; de grandes transformaciones sociales, que cambie de raíz el modelo de desarrollo económico, un país en paz, donde las niñas y niños no mueran de desnutrición como sucede en la alta Guajira, un país en paz, sí; donde todas y todos tengamos plenos derechos a la participación política, a decidir sobre el territorio, donde la educación deje de ser un privilegio y el acceso a la salud no deje más muertos en las puertas de los hospitales, un país en paz, sí; donde el campo se vuelva a cultivar libre de transgénicos y que defienda las semillas tradicionales, a cultivarlas sin ser judicializados, un país en paz, sí; libre de tratados de libre comercio, un país en paz, sí; garante y respetuoso de los derechos humanos, de la protesta social y sobre todo un país en paz, para todas y todos en igualdad de condiciones, de ahí nuestro llamado al pueblo colombiano a unirse y convocarse en una asamblea nacional constituyente, garante de las libertades individuales y colectivas.

De igual manera exigimos la libertad inmediata de todas y todos los presos políticos, campesinos, afrodecendientes e indígenas, así como del movimiento social y popular, detenidos en razón de la defensa de los derechos humanos.
“Viva el Foro por la paz”
“Viva el movimiento agrario y campesino”
“Viva la mujer campesina”

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