viernes, 30 de septiembre de 2016

Editorial: Las FARC ganan con el sí, también ganarán con el no. De hecho, sin el sí y sin el no, ya han ganado.



 
Las FARC ganan con el sí, también ganarán con el no. De hecho, sin el sí y sin el no, ya han ganado.

Por: Luis Carlos Pulgarín Ceballos


Aquí hay una paradoja: con el Sí ganan las FARC, con  el No, también ganan. Diferencia de entrada: con el Sí ganan las FARC y también gana la sociedad colombiana. Con el NO ganan las FARC y los amigos del NO, esa parte enferma de nuestra sociedad que vive de la psicopatía de la guerra, y perdemos las mayorías de colombianos que queremos avanzar en la construcción de un nuevo país.
 
Desenredemos la pita: estoy seguro que por su extracción las FARC podrían seguir otros 50 años en las montañas. Pero fuera de eso, ahora lo harían en condiciones menos adversas que las que han tenido en los últimos 15 años. A diferencia del frustrado proceso de diálogos en el gobierno del apátrida Andrés Pastrana, las FARC han permanecido en la mesa de diálogos y se sostienen expectantes de los resultados del plebiscito, es decir, esta vez no hay silla vacía. El mundo entero sabe esto último y lo ha aplaudido, ya hemos visto como se han esmerado presidentes de cientos de países y hasta los principales representantes de la ONU por hacerse presente en cada una de las acciones de avance y firmas parciales de acuerdos. Como si fuera poco, las FARC se han legitimado a los ojos del mundo entero como un grupo rebelde con principios ideológicos. Ya empezaron a salir de las listas de terroristas en que las tenían desde hace más de una década. Uribe está dolido, y eso se entiende, su principal triunfo, cuando estuvo en la presidencia gracias a la compra de la presidencia con platas del criminal narcoparamilitarismo, fue precisamente meter a las FARC en las listas de Terroristas del Mundo, ganarle en la diplomacia internacional a la guerrilla y lograr su rechazo en el mundo entero. 

Las FARC se demoraron, pero en estos 4 últimos años lograron recuperar el honor internacional perdido. Si ganare el NO, los países del mundo interpretarían que no fueron las FARC las que dejaron la silla vacía, que fue la sociedad Colombiana la que les hizo el desplante, no lo entenderían, de hecho ante la campaña del NO hoy se preguntan cómo es que un sector de la sociedad colombiana quiere que la guerra se perpetúe. 

Si lo interpretamos de esta manera, entenderemos entonces que al ganar el NO y perpetuarse la guerra, las FARC tendrían un doloroso triunfo: volverían a la guerra a la cual ya han renunciado, pero fortalecidas a nivel internacional y también en amplios sectores de la misma sociedad colombiana que las verían ahora desde otra perspectiva. Ganarían también los sectores uribistas que han estado sembrando la discordia, el rencor y el odio a conveniencia de sus interese de clase y seguirían lucrándose de la guerra, además de seguir ocultando sus culpabilidades mayúsculas en el desastre humanitario que vive Colombia. Y lógico, perdería la sociedad colombiana que tendría que seguir a merced del miedo y la incertidumbre de la violencia armada y, que sobretodo, vería como se siguen invirtiéndose  billones y billones de pesos en armas y recompensas por matarnos entre colombianos, en lugar de invertirse en compra de lápices, cuadernos, libros, herramientas para el trabajo,  puestos de salud, en fin, en lugar de hacerse inversión social para superar la inequidad social que ha sido, en parte, la gasolina de esta misma guerra.

Si gana el Sí, sobra repetir que ganamos todos, al menos las mayorías que queremos un país más digno, civilizado, capaz de resolver sus conflictos por fuera de la violencia, democrático y con amplia justicia social para heredárselo a las nuevas generaciones. En nuestras manos está la decisión trascendental del país que soñamos. Por mi parte votaré sí, que ganen las FARC, pero que también ganemos la mayoría de colombianos que queremos la paz, estoy seguro que en un futuro muy cercano, el día de mañana, los hijos y nietos de quienes hoy gritan NO, nos lo van a agradecer, ellos -al contrario de sus padres- entenderán lo que significa recibir en herencia un país diferente al que heredamos nosotros. Aunque suene redundante, como han dicho por ahí: Votaré SÍ, para que los del NO, tengan derecho a vivir en un país en paz. He dicho.

1 comentario:

  1. El pueblo colombiano necesita de una nueva oportunidad de vivir en paz y con dignidad

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