jueves, 29 de diciembre de 2016

UNA CRÓNICA DE ANTES DEL SÍ Y DEL NO.

UNA CRÓNICA DE ANTES DEL SÍ Y DEL NO

Cómo le toman la temperatura a los acontecimientos nacionales los habitantes de recónditas poblaciones del país.

 
LOS ÚLTIMOS PASOS DE LAS FARC, COMO GRUPO ARMADO, EN URABÁ. Cuarta parte. 
Por: Luis Carlos Pulgarín Ceballos.
Reportaje exclusivo de Canal 3 sistema en línea.

Belén de Bajirá es territorio sitiado por paramilitares. Un pequeño poblado de la frontera del Chocó y Antioquia donde se siente la presencia de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, en cada pared las siglas AGC marcan su territorio. Este lugar que crece de manera desmedida debido a recientes invasiones de gente venida de muchas pates de la costa, Antioquia y el mismo Chocó, es paso obligado para llegar a Brisas, lugar de embarque por la vía del río Atrato hacía Murindó y otros pueblos chocoanos y antioqueños por los cuales atravesé para lograr entrevistarme con miembros de las FARC EP, en los meses de septiembre y noviembre.

Pueblito alejado de la urbe paisa (Medellín), mucho más de Bogotá; uno se preguntaría, cómo le toman la temperatura a los sucesos políticos de importancia nacional, los pobladores de un sitio tan alejado de las capitales colombianas, en medio de la zozobra permanente de la guerra, habitados por la amenaza de los grupos armados ilegales que, sin que el estado tome control, hacen presencia a plena luz del día por sus barrios y calles imponiendo su ley.

Son más o menos las 6 de mañana, estamos a unos días de realización del polémico plebiscito por la paz, del 2 de octubre, convocado por Juan Manuel Santos y que se perderá en un pulso de poderes ante los fraudes y las falacias creadas por la supuesta oposición liderada por el uribismo. Voy en un Van (transporte que tomé en Mutatá a eso de las cuatro y media de la mañana), acompañado de unas 7 personas que se dirigen al caserío de Brisas. En Bajirá hay parada obligada. Se sube a la cabina un joven de tez morena, de rasgos aindiados, con visible acento chocoano; saluda con gran confianza al conductor e inicia un diálogo que durará unos 15 minutos con anécdotas propias de la rutina de la región: que hoy llega una panga sólo con escoltas de alcaldes del Chocó y Antioquia que van hacía Murindó.  Que hoy no ha pasado la ruta de julano de tal que suele ser muy madrugador. Que la pavimentación de la carretera Mutatá-Bajirá es un hecho. Que la vía Brisas-Murindó, del otro lado del río Atrato, es el motivo de reunión de los Alcaldes en la región… Y después se meten en una prolongada conversación sobre los acontecimientos trascendencia de trascendencia nacional que pudieron observar en las trasmisiones de los noticieros de televisión de la noche anterior. El siguiente diálogo entre los dos personajes, conductor del transporte y su amigo que abordara el carro en Bajirá, es  una manifestación concreta de la percepción de los habitantes de una alejada población sobre la situación nacional, situación que se hace propia cuando se cruza con las realidades que los golpean diariamente.

- Ahora si se puso bueno eso sí, no vio anoche en el noticiero: Santos pidiéndole al Vargas Lleras (Vicepresidente), que le ayude con el “sí”… que eso hasta le podría ayudar a él mismo, le dijo… es que él puede llegar a ser presidente y tiene con qué, con ese poder que tiene, para eso ya tiene fuerza en el país…

- Es que tiene que estar con el “sí” yo por ejemplo voy a estar con el sí. Es que el que ha sufrido con esta guerra es uno…

- Hay tanta gente con el sí… si ve que hasta “los verdes” están con el sí… es que los únicos que no están con el sí son los de Uribe… esa gente que tanto daño le han hecho al país, porque es que las cosas hay que decirlas… Yo por ejemplo, yo he sido uribista, pero con eso de que él va a estar con el “no” es que ya no voto más por él… hombre, si es que los que hemos sufrido con esta guerra somos nosotros, hay que ver todas esas víctimas de Bojayá… es que esa es la masacre más grande que ha habido en Colombia, como doscientas personas que murieron ahí, es que eso es mucho daño que ha hecho esa gente…

- Al Uribe lo que lo mata es ese rencor por lo del papá…

- Y cuántos papás no han  muerto en esta guerra, y la gente que va a perdonar… yo mismo cuántos familiares no me han matado, si es que yo ni al Atrato puedo ir a visitar a mi familia… Yo si voy a votar por el sí… en el Chocó todos van a votar el sí… En Urabá sí mucha gente va a votar por el no, porque es que esa gente de Urabá le es muy fiel a Uribe…

- Y Uribe con toda esa plata que tiene ¿por qué no se irá para Estados unidos y deja el país en paz?...

- No hombre, con todas esas escoltas que tiene, él no se puede ir porque aquí hay que seguir manteniéndole toda esa seguridad…
- En mi casa, mi mujer tiene que votar el sí, si vota el “no” es que ya no vive más es conmigo, si vota el no es que no me quiere, si el que está arriesgando por estas carreteras es uno…

- Es que así es que tiene que ser, en la casa se tiene que hacer lo que uno dice. En mi casa también es que votan el sí…

- Si es que uno es que está madrugando para salir a buscar la comida, y quién se aguanta estos retenes, con lo maluco que son los retenes…

- Y eso que retenes ya no hay, como las FARC están recogidas… quietas por el proceso de paz…

- Cómo así… las FARC sí, pero acaso el ejército y esos “otros” no es que siguen ahí…

- No que va, el ejército, el de Bajirá, eso ya no hay por allá… incluso con esa caminata que hay en Murindó, no le dije que hoy vienen todos los alcaldes a Murindó, que van a hacer una caminata…

- Me imagino toda esa escolta que va  a ver… eso debe haber ejército, alguien tiene que cuidar, se imagina si a un alcalde de eso le llega a pasar algo…

- No hombre, eso ya FARC no hay por allí… En el Chocó la que se está metiendo por todos lados haciendo campaña por el sí es la Piedad Córdoba… A esa si es que no la quieren los del “no”, el mismo Uribe…

- Yo si es que digo que hay que votar el sí… a le gente que va a votar el “no”, pues uno le respeta la idea per es que uno tiene que pensar en que es que somos nosotros los que ponemos los muertos… los que dicen “no”, pues será que ellos no ponen muertos, no sufrirán como hemos sufrido tantos de nosotros…

- Y si vio que cogieron al Arias en estado Unidos, al que fue Ministro de Uribe, al “uribito”, como le dicen… Y que la mujer dijo que él no estaba huyendo… sino que apenas habían llegado hace ocho días a descansar…

- Ese sí es de la gallada de Uribe…

- Y con tanta plata que tiene que tener, porque irse para los Estados Unidos vale su plata…

- Ese que dicen que ponía a firmar a unos la plata que le daba a otros…

- Eso lo hizo con Uribe…

- Sí, pero el que firmó es él… no Uribe… Uribe si es que es muy inteligente, porque ahora al que tienen perseguido es al Arias…

- Sí, pero Uribe con eso del No, esta es borrando lo poco bueno que hizo…

- Y que cuando cogieron a  Arias, Uribe salió a decir que eso era Santos que lo mandó a coger… vea usted… ese Uribe si es que le tiene rabia también al Santos….

En este punto los interlocutores detienen el diálogo. Arribamos  a Brisas. Desde la cabina se avizoran las primeras casas de madera parapetadas sobre gruesos troncos, bases de más o menos un metro de altura, como es costumbre en estos poblados que se han ido erigiendo a orillas del río y en prevención de  los posibles efectos de las crecientes del mismo río;  su incipiente comercio, sobre todo restaurantes,  ya están de puertas abiertas, son más o menos las 6:20 de la mañana.

Horas después arribaré a Murindó. A eso de las 10 y media de la mañana. En este municipio, lo primero que se observa es el ambiente festivo en el pueblo. Desde un “picot” en una esquina del parque, suena un regaettón a todo volumen; no sólo culminan las fiestas de San Bartolomé, evento que se celebra por lo grande en la zona, sino que también está el encuentro de alcaldes de la región.

No obstante la estridencia de la música, todo se percibe tranquilo; indígenas y población Afro, diseminadas por todo lado. En una tienda, una de las más grandes del lugar, cuatro muchachos que saludan amablemente, permanecen vigilantes, segundos después me entero que son milicianos de la guerrilla de las FARC. A pocos metros de ellos, en la mitad del parque, un par de soldados, miembros del ejército nacional descansando del sol de la mañana. Igualmente a muy pocos metros de los soldados, unos cinco policías sobre una gran tarima que permanece, desde un concierto de la noche anterior, en un costado del parque. Policías, ejército y milicianos de las FARC: definitivamente éstas son otras épocas, antiguos enemigos tolerándose entre ellos, haciendo como si el otro no estuviera allí, evitando el enfrentamiento.      

Yo observo sorprendido el cuadro, pocos segundos antes de encontrarme con dos inmensas vallas
publicitarias: La primera con la imagen de los artistas invitados que cerraron las fiestas de San Bartolomé. La otra, de dimensiones desproporcionadas para el lugar, con la imagen del vice presidente Vargas Lleras, acompañada de un “Gracias a Dios por tu recuperación, vicepresidente Vargas Lleras, para que sigas haciendo bien tu trabajo en favor de los colombianos”. Entonces recuerdo las palabras de los tripulantes de la cabina del Van que me trajo hasta Brisas, antes de embarcarme para Murindó… Imposible no recordarlas: “es que él puede llegar a ser presidente y tiene con qué, con ese poder que tiene, para eso ya tiene fuerza en el país”. Desde este recóndito lugar del país se siente dicha fuerza. Desgracia para este martirizado país que está acostumbrado a elegir como gobernantes a sus propios verdugos…

 
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viernes, 23 de diciembre de 2016

DE COMANDANTE A MILITANTE: FABIÁN RAMÍREZ, SEMBLANZA INCONCLUSA DE UN SOÑADOR DE LA PAZ EN COLOMBIA.


DE COMANDANTE A MILITANTE: FABIÁN RAMÍREZ, SEMBLANZA INCONCLUSA DE UN SOÑADOR DE LA PAZ EN COLOMBIA.

Nueva entrega de la serie de reportajes y crónicas sobre “los últimos pasos de las FARC  como grupo armado en la región de Urabá”.

Fotos y redacción: Luis Carlos Pulgarín Ceballos
Canal 3 Sistema en Línea – Comunicación alternativa



Corrían los años 80s, cuando fue contactado para visitar un campamento de la guerrilla a componer un equipo impresor en que hacían el boletín “Resistencia” ” (órgano de comunicación de las FARC-EP), una “Reds Rotari 450, de las primeras máquina impresoras de esos años, yo trabajaba con eso; pero no con la guerrilla, yo no tenía relación con la guerrilla en esa época”. En ese entonces, Fabián Ramírez (José Benito Cabrera Cuevas, su nombre real), sólo tenía 15 años y una vocación inmensa por el sacerdocio. Sólo sabía que lo suyo era estar con la gente, pertenecer a una hermandad que buscara cambios en pro del bienestar comunitario; hasta ese entonces sólo pensaba en que esto lo podría hacer desde una iglesia, nunca lo había pensado que desde un grupo guerrillero. Llegó entonces al Frente 15, en calidad de técnico, ni siquiera sabía que era con la guerrilla con la cual iba a encontrarse, su ánimo de ayudar lo llevó a aceptar la invitación de alguien que en Paujil, Caquetá, de donde es oriundo, le hizo para arreglar un aparato “de esos con los que él trabajaba”. Arreglando la pretendida máquina impresora se atrevió a proponer que los boletines de “Resistencia”, se diseñaran mejor, para sacarle más provecho al papel y para que tuvieran una presentación menos acartonada, más ágil para el lector. Eso fue determinante para su vinculación a las FARC-EP, el mismo Antonio Marulanda Vélez (Tirofijo), le autorizó modificar la vieja estrategia utilizada hasta entonces para diseñar el órgano informativo de las FARC y empezar a diseñarlo en tamaño media carta, tamaño en el cual circuló por más de dos décadas.


Su ingreso dice, se dio mucho antes que el de Alfonso Cano, Simón Trinidad y otros Comandantes del grupo revolucionario, incluso antes de la existencia de Casa Verde. Dejó la comodidad de su casa, dejó el colegio y los amigos de adolescencia para hacer de las FARC su familia. Vio una fraternidad en la guerrilla y él que tenía vocación de seminarista determinó que ese era su lugar. Ingresó por la época en que lo hizo “Joaquín Gómez”, y por muchos años fue el Jefe del Bloque Sur desde el cual se realizaron acciones tan contundentes como la Toma de la base militar de las Delicias, en Puerto Leguízamo, Putumayo; una acción que hirió profundamente el orgullo de los militares colombianos puesto que se ha considerado uno de los más graves reveses sufridos por las Fuerzas Armadas de Colombia en su larga lucha contra las FARC.
Lo primer que advierte, cuando iniciamos esta conversación, es que ya no es más el Comandante Fabián Ramírez. Estamos en tiempos de paz y la estructura de las FARC cambia, eso implica otro modelo organizativo: el político; donde no hay Comandantes sino militantes. Él mismo se considera tan sólo un militante más.

Su vida guerrillera la desarrolló en el sur del  país, sobretodo en el Caquetá, donde conoció todo el proceso de la coca, “la manera en que los cultivos han afectado el campesinado, el deterioro social y ético a los que conllevan estos sembrados”. Por eso es un convencido que este proceso de paz debe garantizar un modelo de sustitución de cultivos que no sólo aleje al campesinado de las economías ilegales sino que también los repare de manera integral y les restablezca esa dignidad que muchos han sentido perder por ser tildados de criminales, sin entenderse las dinámicas de abandono estatal que los obligó a dedicarse a este oficio.

Colombia y el mundo ha conocido su trayectoria en las FARC EP, “es más lo que se ha dicho que lo que es verdad”. Dice que este proceso de paz servirá para que se conozca verdaderamente quiénes son los guerrilleros de las FARC y se caigan todos los mitos que les han inventado la gran prensa nacional y el mismo gobierno en su afán de fijar diferentes estrategias de desmoralizar a los combatientes, de deslegitimarlos en la sociedad y de vencerlos por diferentes vías. Afirma, de manera categórica, que una de las consecuencias del proceso de paz es que servirá para que se sepa quién es quién en la guerra, y para que se entienda de una vez por todas que la culpabilidad de los hechos desastrosos del conflicto armado no está sólo del lado de las FARC, que el compromiso de esclarecer la Verdad está en muchos lados: los industriales, ganaderos, los políticos y gobernantes, hasta los medios de comunicación que le han hecho el juego a las élites colombianas que son las que más han sacado partido con la guerra.

Ahora está en este campamento de pre agrupamiento en límites de Antioquia con el Chocó, en el Bloque Comandante Efraín Guzmán. Aquí llegó tras su regreso de la Habana donde estuvo como miembro del equipo de negociadores de las FARC. Acompañado de Marcela, su compañera sentimental, con quien ha recorrido un gran trayecto de su vida revolucionaria, incluso con quien milagrosamente se salvó de varios bombardeos del ejército, a pesar de que las bombas caían a hacer inmensos cráteres en la tierra, a pocos metros de ellos. “Mal heridos, cuando no era yo, era ella, salvándonos el uno al otro, ese es un libro que yo quiero escribir, un libro del amor en la guerra, yo pensaba titularlo “de amor y de guerra”, pero creo que ya hay uno que se titula así, habrá que buscarle otro título”, afirma en su tono de voz suave y espaciado, sencillo y con los visos del campesino que sigue siendo, mientras mira a su infatigable compañera, encargada de tareas de comunicación y análisis de noticias, quien muy seguramente piensa en el curso de fotografía que quiere hacer, o la carrera de comunicación y periodismo que le gustaría realizar para encargarse de una emisora del partido político de las FARC una vez estén en la vida civil.

Recuerda sin resentimiento los malos momentos que le hicieron vivir algunos periodistas que quisieron, en su momento, confrontarlo haciéndolo sentir un capo del narcotráfico, incluso en una periodista que llegó a llamarlo “jefe de jefes”, porque se pretendía que manejaba la plata de la producción cocalera en el sur del país y que tal vez tendría una gran fortuna personal, entonces vuelve a su tesis inicial “aquí me ve, sólo soy un militante más de las FARC ¿cuál jefe de jefes?”.

Yo no tengo muchos estudios”, dice, pero es una máquina de ideas y proyectos. Se emociona cuando se le habla de la comunidad y de los procesos de fortalecimiento territorial, lo cual asocia con el trabajo en colectivo. Tiene en proyecto la Universidad de las FARC, donde dice “hay que reaprender la esencia del Manual de Carreño, tal vez no todo, pero sí adaptando lo más importante para este momento. También hay que volver a enseñar la historia de Colombia”. Tiene, como ya lo hemos mencionado, el proyecto de escritura del libro dedicado al amor y la guerra. Sueña también con un proyecto agroecológico de gran impacto para los campesinos de los Llanos. Igualmente lo ronda la idea de un proyecto de comercialización de huevos; incluso uno de maíz. Piensa en la manera más efectiva de organizar las comunidades en torno a esos proyectos. Y sigue enunciado proyectos: La Fundación Social de las FARC, su participación en el partido político; un proyecto de turismo ambiental para el Caquetá; en proyectos que disminuyan el efecto negativo de la ganadería extensiva, un proyecto inmediato que cubra la necesidad de formar la guerrillerada para las responsabilidades y el proyecto de vida que deben asumir después del desarme…

Es un inquieto, dice que empírico, por el diseño y el manejo de las tecnologías, no para que reemplacen el conocimiento y la sabiduría humana, “pues es el hombre el que debe dominar las máquinas y no las máquinas al hombre”. Puede pasarse horas y horas frente al computador, cacharreando en un programa de Corell Draw, dando un esbozo al diseño de una valla para el campamento de pre agrupamiento como para el diseño de un uniforme para el equipo de futbol de la guerrillerada.



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UNA CRÓNICA DE ANTES DEL SÍ Y DEL NO
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Yo estuve en una zona de pre agrupamiento de las FARC EP el día de la muerte de Fidel Castro EP


YO ESTUVE EN UNA ZONA DE PRE AGRUPAMIENTO DE LAS FARC EP, EL DÍA DE LA MUERTE DE FIDEL CASTRO.

Por Luis Carlos Pulgarín Ceballos.

Nueva entrega de la serie de reportajes y crónicas sobre “los últimos pasos de las FARC  como grupo armado en la región de Urabá”.

Fotos y redacción: Luis Carlos Pulgarín Ceballos
Canal 3 Sistema en Línea – Comunicación alternativa

 
Acariciadas por el sol del atardecer, tres banderas se mecen lentamente en el viento; como se mecen las horas que van sin afán a ningún lugar. Todo se ha detenido aquí, es el mes de noviembre y la guerrillerada permanece con la expectativa, en la incertidumbre, de lo que puede pasar o no con el proceso de paz. En voz baja y sin mucho ánimo se habla del plan B si no se firman los Acuerdos; a lo mejor prefieren seguir aferrados al anhelo de que la paz  no tiene reversa, de que volver a las armas sería un suicidio como lo han comentado en muchos diarios oficiales; prefieren soñar con el regreso al seno de sus hogares, al conjunto de la sociedad civil, a la movilización política, a emprender nuevos proyectos de vida. En el caso de Fabián Ramírez (Jefe del Bloque Sur de las FARC en Caquetá ahora con tareas de mando en Urabá); a pensar en la construcción de una nueva democracia desde el partido político de las FARC; a la construcción de una Fundación que canalice todos los proyectos de inserción de la guerrillerada en la vida social y económica del país.
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Izadas las banderas de Colombia, la del departamento de Antioquia y una bandera blanca como símbolo de la paz, indican que en aquel sitio, a orillas del río Murindó, desde donde es posible observar el imponte cerro Care Perro Haykatumá (territorio considerado sagrado para las comunidades indígenas Embera y de gran interés para las multinacionales mineras), se ha erigido una zona de pre-agrupamiento de las FARC en su tránsito hacia la paz. Junto a las banderas, una valla blanca de unos 3 metros de largo que anuncia: Bloque Comandante Efraín Guzmán, en mayúsculas y letra tipo arial black, acompañada de una imagen del mítico comandante sobre el fondo del escudo del grupo subversivo que se concentra allí  a la espera de que en el Teatro Colón de Bogotá se firme, entre el gobierno Nacional y sus dirigentes liderados por Timochenko, el nuevo Acuerdo de Paz; el resultante del proceso de cambios y adicciones después del triunfo de los opositores al proceso de paz el pasado 2 de octubre, día en que se realizó el plebiscito y en el que de manera turbia y fraudulenta se impuso el NO a la primera versión de Acuerdos de Paz logrados en la Habana, Cuba.

A la espera de la orden de salida para las zonas veredales y los campamentos donde iniciarán proceso de dejación de armas, es la esperanza, permanecen en esta zona de pre agrupamiento unos 200 combatientes del Bloque Comandante Efraín Guzmán (antes Bloque Iván Ríos), integrado por los Frentes 5, 18, 34, 36, 57 Y 58. En una rutina diaria que los mantiene alejados de la zozobra del posible combate, como hasta hace algunos meses; en tareas diarias que se han ido diseñando para que desde ya se vayan acostumbrando a nuevas actividades, las actividades políticas en las que desembocará el proceso de paz emprendido por las FARC EP, y desde las cuales sueñan hacer la revolución que no lograron con las armas después de más de 50 años de lucha que la hicieron la guerrilla más antigua y más resistente del mundo.


A las diez de la noche se apagan las plantas eléctricas y todo queda en absoluto silencio,
solo los sonidos  naturales de un río que se acelera en su cauce por la lluvia, el ruido de las gotas de agua sobre el plástico de cada cambuche donde duerme la guerrillerada, el zumbido de los zancudos y mosquitos que logran filtrase a través de los toldillos, de vez en cuando los pasos o el carraspeo de uno de los combatientes que están en la guardia nocturna. Todo es oscuridad, de vez en cuando, el rayo de luz de una linterna que anuncia el paso de quienes han sido asignados para la seguridad en turnos de tres horas.

Antes de apagarse las plantas de electricidad, después de una formación rápida de combatientes, que no pierde vigencia en los Frentes y sigue siendo disciplina militar de un ejército en rebelión;  la guerrillerada ha estado en múltiples actividades propias del ocio o el descanso; algunos acceden al internet desde sus celulares, otros en grupos hacen sus propias tertulias, otros simplemente escuchan música. Mientras suena el estridente golpeteo de las fichas de un juego de dominó en el que distraen su noche varios guerrilleros, los comandantes Benkos Biojó y Pablo nos explican a un periodista independiente de Inglaterra y a mí las dinámicas de la minería informal en el Chocó. Benkos Biojó (conocido por algunos como el comandante Pablo Atrato, jefe del frente 57), tiene el mapa del Chocó en su cabeza, conoce como a las palmas de sus manos la cartografía minera del Chocó, es su tema, y tiene proyectos de cómo hacer una minería sostenible y que evite la desaforada explotación minera que se avecina  desde las concesiones realizadas por el  gobierno a distintas multinacionales en las zonas en que estaban las FARC-EP. Habla de experiencias cooperativas y asociativas de mineros informales (satanizados al nivel de criminales por el gobierno y la prensa nacional), que en zonas como Neguá, Río Quito, El Llano y toda la cuenca de los ríos Bebará y Arquía (Chocó) permitirían una minería escalada y de acción alterna de reparación a los daños directos y colaterales que pueda sufrir el medio ambiente. "Aquí hay una cosa que se desconoce cuando se tilda de "ilegal" la minería que se desarrolla en la región, y es que el negro es minero a la fuerza, a eso fue que lo trajeron a América cuando la época de la esclavitud, forzado, arrancado de su tierra africana, violentado para que se dedicara a la mina", dice el comandante Benkos.  

Inicio de una jornada.

A las dos de la madrugada se empiezan a escuchar voces. Quienes tienen la misión de la guardia empiezan a encontrarse con quienes tienen el turno de la ranchería, para el nuevo día. Madrugan a preparar el desayuno y el primer café para 200 personas que empiezan a levantarse a eso de las 4 de la mañana, antes de que a las 4:40 suene la sirena que les está indicando que ya todo el mundo debe estar en pie y alistándose para estar a las seis en punto en el “aula”, lugar de debates y procesos formativos desde los cuales se analizarán aspectos de la vida nacional e internacional, también desde donde se harán reflexiones del nuevo papel de las FARC EP después de la dejación de armas.

Cuatro combatientes ¿ex combatientes ya?, tiene la responsabilidad de la “rancha” (la comida), por este día preparan los plátanos para hacer patacones, que acompañados de huevo revuelto o de carne serán el suculento desayuno del Bloque. Son las tres y media de la madrugada, mientras me tomo un café observo los rancheros, tres muchachos y una muchacha; muy jóvenes, trigueños dos de ellos, afros un chico y la chica; ella de acento chocoano. “Dura la jornada que empieza para ustedes ¿no?”, les comento/pregunto, a lo cual responde rápidamente la chica en su acento chocoano y mientras bailotea un son que suena desde su aparato celular -sin dejar de pisar patacones para luego echarlos en la sartén-: Aquí nadie puede quejarse, nadie nos obligó a estar aquí, venimos porque quisimos y ahora el deber es cumplir.

La dieta de las comidas.

Se supone que a estas alturas el sostenimiento de las FARC debe estar bajo la
responsabilidad del Gobierno, pero los procesos burocráticos que suelen amañar las contrataciones públicas, y el incumplimiento de algunos contratistas en algunas zonas del país, ha hecho que las FARC sigan siendo responsables del bienestar integral de sus combatientes.

La dieta o el menú diario puede resumirse de la siguiente manera: desayuno: Arepa con huevo, otros días: Patacón con huevo o carne. Bebidas: café, milo o refrescos. Almuerzo y comida: Yuca y carne, Plátano cocido  y carne o pescado, Arroz y pescado, Papa o yuca con pescado, Arroz y lenteja con atún o con carne. A la media mañana y en la tarde: Refrigerios compuestos por café con leche o agua de panela, o un refresco con empanada algunas veces, con algún frito otras veces. Al menos esta fue la dieta durante los días de realización de la presenta crónica.

Y de las jerarquías?.

Sin negar que hay un sumo respeto de la guerrillerada por sus comandantes; ahora, tal vez no siempre fue así, hay un trato de igual a igual en el Bloque. No pareciera haber preferencias, no hay cambuches que marquen diferencia, por ejemplo; también a la hora de la comida, cuando suena la alarma para que la guerrillerada se dirija al “rancho”, cada uno con su plato, olla o portacomidas, desde el guerrillero raso hasta el comandante, salen a hacer la fila, pues aun siendo dirigente se arriesga con quedarse sin comida sino la reclama a su tiempo.

A la hora del baño, todos al río por igual. Para hacer del cuerpo: todo ese monte que queda de la zona de cambuches para allá es letrina, para todos por igual, sin diferencias.

Los cambuches, armados con madera y plástico, verde por los laterales y negro para las veces de techo; las camas son tablas o guadua sobre bases de troncos de madera, colchoneta delgada, sabana y toldo para ponerse a salvo de los mosquitos en la noche. No hay puertas, no hay encerramientos, no hay asomos de privacidad, aún el sueño y la noche que deberían ser íntimas, parecen públicas o al menos, colectivas. En la mañana, al levantarse se deshacen las camas, muchos de los cambuches son en el día lugar de reunión u “oficina” o “Aula”.

Fabián Ramírez tiene con Marcela, su compañera, un cambuche, que en el día hace las veces de oficina de comunicaciones; desde allí se bajan noticias e informes a las que acceden desde internet, para las actividades de aula de las mañanas. Desde esta improvisada oficina también se hacen gestiones propias del proceso de paz  y del sostenimiento de la guerrillerada misma. También se usa para recibir algunas clases, como por ejemplo las que reciben la compañera sentimental de Fabián Ramírez y la guerrillera Lediz, sobre cómo editar videos; pues ambas tienen la tarea de realizar el registro fotográfico y fílmico de actividades del Bloque en este tránsito hacia la paz.

El comandante Isaías Trujillo tiene su dormitorio en el “aula; la única carpa de gran proporción que hay en el campamento. Y así, colectiva, es la estructura del campamento, todo pareciera estar para el uso de todos, al menos de lo que se necesite para vivir en comunidad y que sea útil para este proceso de adaptación a sus nuevas vidas.

 Los días siguen el cauce de sus rutinas y la muerte de Fidel Castro.

El Comandante Isaías Trujillo (Integrante del Estado Mayor de las FARC y principal jefe del bloque Comandante Efraín Guzmán), mira a primeras horas de la madrugada las noticias del día, desde una pequeña computadora, no puede ocultar su preocupación por el silencio del proceso de paz; las informaciones sobre lo que se desarrolla en las altas esferas del gobierno y sus propios dirigentes en las FARC, no fluyen con la rapidez que se necesita para dar tranquilidad a la guerrillerada en las regiones. Al igual que a los comandantes Jimmy (del Frente 34) y Fabián Ramírez, le preocupan las muertes violentas de más de un centenar de líderes de oposición y de Marcha Patriótica, en silencio pareciera que ven el augurio de lo que podría ser el destino de muchos guerrilleros una vez desmovilizados, en un país donde aún no se superan los odios y la sed de venganzas, donde podría repetirse el fenómeno criminal que exterminó la Unión Patriótica, donde no se comprenden los orígenes del conflicto armado y sobretodo, donde hay demasiados intereses en la continuidad de la guerra. Para esta época, permanecen a la expectativa de las investigaciones y diferentes versiones sobre la muerte de dos guerrilleros en César, a manos de dos francotiradores del ejército nacional. Estos son, entre muchos otros, “los sapos” que se tragan las FARC, el origen de las incertidumbres que no logran aminorar sus anhelos de paz.

En la misma madrugada mientras los comandantes Pablo y Benkos se alistan para salir hacia zonas cercanas de Bojayá  y Arquía, a donde llevarán copias de los últimos Acuerdos para que sean estudiados por los combatientes que están en esos lares, el resto de la tropa guerrillera se apresta para vivir la rutina de los últimos días en armas. Empiezan teniendo la noticia de que ha habido una reforma, una Fe de Erratas a los Acuerdos, un remiendo a un artículo, según un comunicado conjunto del Gobierno  y los negociadores de las FARC. Hay sorpresa y presentimiento de que los Acuerdos sean presa de futuros nuevos remiendos, de que hayan nuevas Fe de Erratas y esto sea el resquicio por donde se filtren los incumplimientos por parte del gobierno para con lo pactado. Ese es el tema de análisis del día en el Aula.

 En las horas de la tarde, la guerrillerada se distrae jugando fútbol y baloncesto, en
improvisadas canchas a la orilla del río, mientras Marcela y Lediz, terminan de editar un video sobre la celebración que hiciera la guerrillerada de los 52 años de existencia de las FARC-EP.  En la noche, asistirán a una jornada de cine forob que el Comandante Fabián Ramírez ha preparado para concluir la semana, y donde -al igual que todo cine club que se respete- habrá bebida cola (de una empresa regional) y maíz pira.

Al día siguiente vivirán la sorpresa dolorosa de la muerte del Comandante Fidel Castro en
Cuba, a quien muchos combatientes de las FARC no sólo consideran su inspirador  sino que también su protector y aliado durante todos estos años de negociación de paz con el gobierno. Desde las 4 de la mañana del día siguiente estarán pegados a un televisor observando la transmisión que hace el Canal Telesur del triste acontecimiento. Por este día se aplazan todas las actividades programadas y habrá cátedra sobre la vida y obra del comandante Fidel. En medio de la conmoción se escucha decir entre la guerrillerada, a manera de consuelo, cómo es que Fidel esperó la firma  final de los Acuerdos de Paz en Colombia para irse a descansar en la eternidad, quizás se haya ido con la satisfacción de ésta, su última acción histórica para la revolución latinoamericana como un legado de paz para las generaciones futuras de Colombia. 

 Ver otros artículos: EL MILITANTE FABIÁN RAMÍREZ, SEMBLANZA INCONCLUSA DE UN SOÑADOR DE LA PAZ https://canal3sistemaenlinea.blogspot.com.co/2016/12/el-comandante-fabian-ramirez-semblanza.html#!/2016/12/el-comandante-fabian-ramirez-semblanza.html
Crónica 4 El Salvador
 
Don Luis, o breve tratado de santismo y uribismo
Juan Gil Blas
 
«…las castas se entienden por lo alto, en la penumbra mullida de los salones, mientras el pueblo pone los muertos sobre las gradas de cemento. Las oligarquías tienen sus disputas momentáneas, de apariencia feroz, pero acaban por entenderse, en colusión de intereses vitandos. Por eso, por la sustancial identidad de intereses que congrega a las castas colombianas, aquí, ahora, tampoco ha pasado nada: los mismos con las mismas. Ni siquiera ha cambiado el tinglado de la farsa: sólo la máscara de los comediantes. … No hay solución de continuidad. Ni ruptura ni un nuevo amanecer: todo sigue igual. Todos han estado enchufados en el Sistema, y allí han sido oficiantes, sacristanes, monaguillos o coristas de una función ritual. Todos son clientes del Establecimiento, a cuya sombra han medrado. Creer que ellos van a cambiar un orden del cual se lucran y en el cual prosperan es algo más que ilusión. / Como siempre, la burguesía proclama: “Cambio… cambio… cambio”, para que todo siga igual. Es su táctica. La gente se duerme en el engaño y vuelve a alimentar una írrita esperanza», esta larga cita de Alberto Aguirre[i] es mi pálpito en la coyuntura de hoy.
Don Luis deja amarrada su bicicleta a la baranda amarilla, con una tira de caucho fácil de zafar, y entra en la casa.
—Buenos días don Luis, al fin vino usted temprano.
—Sí, don Juan, vamos a ver cómo nos va con estas tablas.
—¿Sí cree usted que algo servirá tapar esas ventanas? Son innecesarias y se cuela mucho el ruido de la casa de abajo.
—Pues aislarlo del todo, no, pero algo aminora el ruido, ojo y verá.
Don Luis empieza su labor y yo soy su ayudante para colocar las táblex pues no trajo quien le ayude. Así se ahorra él unos pesos. Lupa, como él no la atiende y le muestra distancia y miedo, se comporta nerviosa y le ladra a cada movimiento que hace don Luis.
Yo sostengo la madera de 1,20 x 1,20 y él va clavando. Son ciento cuarenta mil pesos por tapar las dos ventanas.
—¿De dónde es usted, don Luis? Quite de ahí Lupa.
—De Valdivia, Antioquia. Téngame ahí finito yo hago las señas primero con el taladro. Tiene ganas de morderme.
—Sí, don Luis, yo la sostengo. No, ella no muerde a nadie, quiere es saludarlo. ¿Y hace mucho tiempo se vino para Medellín? Callada, Lupa.
—Uf, hace tiempos, como desde el ochenta, nos vinimos del campo a buscar destino en la ciudad. Para mejorar, usted entiende. Y ya con la señita no nos perdemos, para que nos quede derecho. Está brava.
—No, tranquilo, quiere saludar. ¿Pero no fue por la violencia?
—No, para nada, eso todavía no se había dañado por allá. Ya después sí se puso muy brava la cosa. No vaya a dejarla mover. Vea qué tan fácil con la señita.
—¿Y desde cuándo aprendió a hacer estos trabajos?
—Desde que me vine, yo toda la vida he hecho remiendos, plomería, gallos que resultan, a lo que sea me le meto, me fui consiguiendo la herramientica y aquí estoy, trabajo no me falta, gracias a Dios. Claro que hay semanas en que me pego, pero después mi Dios se acuerda de mí y me cae trabajo. Es que Dios cuando no le da a uno trabajo es porque se lo está dando a otro, en esta humanidad somos muchos, pero Dios no olvida a nadie. Y dígame, don Juan, ¿usted que piensa del plebiscito ese, va a votar? Ya, ya puede soltar que ella se agarra sola con esos clavos de arriba. ¿No me muerde, no?
—No, don Luis, no lo muerde. Quite de ahí Lupa. No, yo nunca he votado y quiero pasar por esta vida sin hacerlo, un voto ni va ni viene, yo no creo en las elecciones, eso siempre las acomodan como quieren, eso da lo mismo, yo no le creo nada al gobierno.
—Eso sí don Juan, eso es verdad don Juan. Yo no creo en eso de la paz don Juan. Fíjese cómo nos está quedando de templadita.
—¿Usted vive en Caicedo don Luis, no cierto?
—Sí, don Juan. Vea acá los bordecitos, por ahí es por donde se puede meter el ruido, pero algo aminora con estas tablas, ojo y verá.
—¿Desde hace cuánto vive en Caicedo?
—Cuatro años don Juan.
—¿Y dónde vivía antes?
—Por ahí por Villa Coltejer. De ahí nos echó ese ¡¡***!! de Alonso Salazar, no nos quería dar nada el sinvergüenza ese pero al final formamos un comité y pudimos negociar, yo no sé pa´ qué hicieron ese parque ahí, y nos sacaron, como vivíamos de bueno ahí.
—¿Y eran muchas familias las del comité? Callada, Lupa.
—Como cuarenta familias don Juan. Téngame ahí finito que no se vaya a mover. Vea, tiene ganas de tirarme.
—Tranquilo don Luis, yo la tengo firme. No, ella no muerde a nadie, solo quiere saludarlo a usted, eso es todo.
—¿Usted cree don Juan que esos guerrilleros ya no tienen dañado el corazón? Se van a venir pa`acá y se va a dañar esto, ojo y verá. Si ellos ya aprendieron a ser malos y eso no se olvida, ya tienen el corazón dañado. Eso de la paz son mentiras del gobierno, ese Santos se está tirando el país ¿o no don Juan?
—Pues don Luis, yo creo que es mejor la paz, que la paz es mejor que la guerra. Corra pa´allá Lupa.
—Y les van a dar plata y todo, no nos crean tan cabrones don Juan. ¿Seguro que no me muerde?
—Seguro que no, ella es mansita. Callada, Lupa. La vida es muy dura don Luis. ¿A usted le gusta leer don Luis?
—Sí don Juan, yo leo mucho. Venga vamos por la otra. Quedó bien ¿o no don Juan?
—Sí, quedó bien, yo le pongo una cortinita y tapo, o cuando tenga cómo le echo la pinturita. ¿Y usted qué lee don Luis?
—La biblia don Juan, no hay para qué leer más, ahí está dicho todo, estamos llenos de pecado por todo lado, o si no vea a ese Santos que nos va a llenar esto de guerrilleros, ¿o no don Juan?
—Yo no sé don Luis, yo no voto es porque no me gusta y creo que ni me cuentan si voto porque eso lo deciden ellos de otra manera, los de arriba, los que manejan el país, pero mejor es la paz me parece a mí.
—Eso sí es verdad don Juan, pero yo no creo en eso de la paz, esa gente ya tiene dañado el corazón, hay mucha maldad en el mundo. Sosténgame bien, ya hago la señita aquí, le meto taladro, clavamos aquí y terminamos, pero esta está más difícil, fíjese que no está a ras el borde de la ventana. Vea pues, me salió usted de ayudante. Ella es como bravita.
—No don Luis, es mansita. Lupa, corra pa´allá. Ahí se ahorró unos pesitos usted don Luis.
—Gracias don Juan. Qué buena música escucha usted, a mí también me gusta esa música, música para concentrarse, eso sí. ¿Y usted don Juan, qué hace?
—Trabajitos por ahí para los estudiantes, y también a veces despego y a veces me pego don Luis.
—Es lo que le digo don Juan, Dios nos guarda a todos, cuando no le da trabajo a uno es porque se lo está dando a otro, y ya después vuelve y se acuerda de uno.
—Sí, don Luis.
—Sí, eso de la paz está muy mal hecho, están engañando a la gente, yo no creo en eso de la paz.
Al fin, hablando de la no paz, don Luis termina el trabajo con las ventanas, nos despedimos en la puerta, Lupa le sigue ladrando —Callada Lupa, callada pues— y él vuelve a afirmarme que lee mucho la biblia y que ya todo está dicho ahí, y se va por el caminito entre los árboles, llevando la bicicleta de la mano, hasta salir a la carretera.
No le quise preguntar, pero don Luis me pareció un uribista más, un señor muy pobre que escucha a diario radio y tv, esos dos grandes cohetes del senador Uribe para aplazar ad infinito su rendición a la justicia por graves crímenes contra la humanidad. Un santista más es Uribe, no me cabe la menor duda, como su antiguo leal ministro de Defensa es uribista, por más que “peleen”. El Sí y el No ya ganaron ambos, es lo que quería la casta. En fin, cosas de la vida don Luis. Como dice don Luis, en este mundo hay mucho pecado.
 
(16 de septiembre de 2016)
JUAN GIL BLAS - Medellín, 1959. Obras publicadas: Diálogos de la eterna primavera (1992), Diccionario triste (1998), El valle de los perros mudos (2000), Dos cuentos (2002) y El difícil cuento de la educación de Mateo Falcone (2009), entre otras.
Foto Juan Gil: Cortesía.